Innovación y las Raíces del Progreso
Steven Johnson

Si observamos en retrospectiva la larga trayectoria de la historia, queda claro que uno de los motores más cruciales para el progreso real de la sociedad es la innovación: gente que propone soluciones creativas para los problemas a los que nos enfrentamos y que produce con éxito esas soluciones a gran escala. En mi propio trabajo, he estudiado las raíces de la innovación en diversos campos para tratar de entender de dónde vienen las nuevas ideas transformadoras y cómo se propagan.

Hay algo curioso en las expresiones que utilizamos cuando hacemos una innovación: invariablemente decimos "se me prendió la lamparita" o "¡Eureka!" en el momento en que una nueva idea aparece de repente en la cabeza y cambia el mundo. Pero mi investigación sobre la historia de las ideas transformadoras sugiere que el proceso detrás de la innovación es en realidad más lento y gradual. A este modelo de innovación lo llamo “corazonada lenta”. Aparece una idea en tu mente: es un indicio de algo, una sensación de posibilidad, una sensación de que hay algo que vale la pena explorar, pero no puedes explicar realmente qué es.

Si analizamos los últimos 50 años, creo que la mayoría estaremos de acuerdo en que la World Wide Web fue una de las innovaciones fundacionales más importantes de ese período. Y si observamos la historia de cómo surgió la Web, es un hermoso caso de estudio de cómo opera una corazonada lenta. Tim Berners-Lee aparece como un joven programador en el famoso laboratorio de física suizo CERN, y está rodeado de un montón de científicos brillantes. Así que crea una pequeña aplicación para uso propio que le permite hacer un seguimiento de toda la gente interesante que está conociendo. Se trata básicamente de una pequeña base de datos con enlaces que conectan a las personas con los proyectos en los que trabajan o los artículos que publican.

No tiene la ambiciosa visión de una plataforma de comunicación global; tan solo es un pequeño pasamientos con el que está jugando y que mantiene al margen. Pero sigue adelante y, con los años, la idea empieza a evolucionar. Al final se da cuenta de que ha dado con una nueva arquitectura para la comunicación global. Pero la idea original era muy pequeña y sencilla, un mero fragmento, de hecho. 

La lección de la experiencia de Berners-Lee es que a menudo es mejor centrarse en preservar nuestras corazonadas lentas que perseguir los momentos de "se me prendió la lamparita". Una receta sencilla para hacerlo es anotar todas las ideas parciales ay hacerse el hábito de volver a consultarlas meses o años después. A veces, la corazonada que uno tuvo años atrás resulta ser un avance realmente útil varios años después, porque el mercado ha cambiado o ha surgido alguna nueva tecnología.

El otro principio clave de la innovación es que es fundamentalmente colaborativa, y a menudo las nuevas ideas más prometedoras se generan justamente en el punto de intersección entre diferentes disciplinas. Esta es una tradición que se remonta a cuando Gutenberg inventó la imprenta. Gutenberg había resuelto muchos de los complicados problemas relacionados con las tintas y la metalurgia esenciales para crear un sistema de tipografía móvil. Pero durante mucho tiempo no tuvo un mecanismo de prensado, lo cual, a la hora de inventar una imprenta, es algo imprescindible. Hasta que un día decidió ir a un viñedo a beber un poco de vino. Resultó que casualmente allí utilizaban una tecnología para prensar las uvas llamadas "prensa de tornillo". Miró este artilugio y dijo: "Esto es lo que me faltaba". Y así fue como tomó una tecnología que originalmente había sido diseñada para prensar uvas y la convirtió en una tecnología para imprimir biblias.

En la historia de la innovación, encontramos ejemplos de este tipo de préstamos interdisciplinarios una y otra vez, por lo que creo que una estrategia clave para crear una cultura corporativa más innovadora es buscar inspiración en campos aparentemente no relacionados. Y, en cierto modo, es otro argumento a favor de la importancia de la diversidad en el trabajo. Obviamente, vivimos en una época en la que la diversidad es una especie de mantra. Pero la mayoría de las veces, cuando hablamos de diversidad, nos referimos a la igualdad de oportunidades, o a la representación, o a asegurarnos de que incluimos a diferentes grupos en nuestros equipos por justicia social o por un motivo político. Pero hay otra razón para tener equipos diversos, y es que los grupos diversos son colectivamente más inteligente y creativos.

Hay un sinfín de investigaciones en el ámbito de las ciencias sociales y la psicología social que demuestran que, cuando se juntan personas de diferentes orígenes, ya sean étnicos, religiosos, intelectuales o de distintas disciplinas, cuanto más diverso es el grupo, más probable es que aporte soluciones originales a los problemas. Cuando el grupo es heterogéneo, con diferentes entornos, tradiciones y formas de pensar sobre el mundo, se genera una gama más rica de soluciones potenciales ante cualquier cosa que uno esté tratando de hacer, ya sea inventando un nuevo producto o tomando una decisión corporativa importante sobre el futuro de la empresa.

Una de las formas más eficaces para diversificar el pensamiento que se invierte en un producto es involucrar a los clientes en el proceso. ¿Qué están haciendo tus clientes con tus productos que te sorprende? ¿Qué están haciendo que no habías planeado que hicieran? Hoy, que vivimos en un mundo con una verdadera conectividad global, en el que podemos vender productos y servicios a personas de todo el planeta, descubrirás usos y adaptaciones realmente sorprendentes de tus productos, según el país o la ciudad donde hagan negocios. 

Hemos visto algunos ejemplos maravillosos en los que ciertos mercados emergentes saltaron etapas y se adelantaron a otros mercados más establecidos, como muchos países africanos donde la gente nunca había tenido un teléfono fijo ni un banco tradicional al que poder ir y hablar con un cajero, y en su lugar pasaron directamente a tener teléfonos móviles y usar la banca online. Simplemente se saltaron toda esa fase en la que el resto de nosotros estuvimos atrapados durante cien años. En cierto modo, esos clientes probablemente sean los que están más acostumbrados y abiertos a nuevas posibilidades.

Prestar atención a lo que hacen estos tipos de clientes, observar las formas en que superan los límites predefinidos del producto que les vendes, cultivar esos mercados como fuente de ideas innovadoras y corazonadas lentas: todo esto constituye una manera maravillosa de desbloquear nuevas posibilidades en tu negocio.


Steven es un autor de bestsellers de divulgación científica, además de creador de programas de televisión y podcasts sobre la historia y el futuro de la innovación. Tiene algunas ideas sorprendentes sobre cómo identificar las posibilidades de negocio creadas por las nuevas tecnologías.